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Salta, salta conmigo...
¡Se cogieron de la mano y volaron!


Pedro Alarcón

El Escritor Sin Libro - Capítulo 15

3/5/2017

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“No se nos puede enseñar nada nuevo. Aprendemos tan solo una vez, y repetimos durante toda nuestra vida. Estamos llenos, siempre hemos estado llenos. No se puede enseñar nada a quien ya lo sabe todo. No se puede enseñar nada a quien tan solo guarda el turno de palabra para decir lo que tiene en su cabeza mientras el que está frente a él habla. No se puede enseñar nada a quien no escucha. No se puede enseñar nuevas poesías a viejos poetas.
Hubo una vez en mi vida que viví con ira, con enfado, con rabia… pegándole puñetazos continuamente al fantasma de la existencia, intentando encontrar su punto más débil, cerca de sus costillas, para desarmarlo por completo y que cayese al suelo. Una vez allí, pondría mi pie sobre su cabeza rendida y le pediría que me devolviese todo lo que me había quitado. Hubo una vez en mi vida en la que soñaba eso a cada momento.

Hoy cualquier idiota puede decir la idiotez que cree como cierta, algunos lo llaman democracia, otros justicia… los más ignorantes se atreven a llamarlo libertad. Han quitado de la ecuación al carcelero, a ese tipo horrible y gordo que tiene la llave para huir de la realidad, pero seguimos igual… Han quitado al carcelero y lo han sustituido por una mano de pintura invisible que cubre los barrotes que rodean nuestra casa, nuestra mente, y nuestra vida.

Le temo, le temo al K.O que me pueda propinar la tristeza, y le temo porque lo creo. Temo que cualquier desdicha o desgracia dure eternamente, y ahí, sin fuerzas, esta pueda agarrarme disfrazada de melancolía, que me dé a beber su dulce néctar y me haga desear que vuelva el ayer, todo el ayer, y las personas que había en él… Todo viene y va, todo. El problema es que me creo eterno, y creo que siempre estaré sufriendo la misma pena o problema. Pero, todo viene y va, todo.

Me gustaría haber sido un ladrón, un ladrón en vez de haber sido un escritor mentiroso. Si hubiese sido un ladrón hubiese robado, le hubiese robado a todos, ¡incluido al tiempo! Sobre todo a él, ¡le hubiese robado al tiempo, al gran ladrón, al tiempo! El tiempo es el gran ladrón, todos los días nos quita algo preciado, incluso cuando dormimos y parece que no sucede nada. El tiempo es el gran ladrón, sin saberlo, sin que nadie se dé cuenta y sin que nadie pueda hacer nada al respecto, nos roba los tesoros que el nacer nos da… Nos roba el brillo de los ojos, nos roba la tez rosada, nos roba el color del pelo, nos roba el último suspiro… Me gustaría haber sido un ladrón y haberle robado al tiempo todo lo que él nos robó, y nos roba a todos.

Cada vez que miro una pared en blanco o cada vez que miro una página en blanco me acuerdo de Dios. La gente le critica, la gente le reprocha, la gente se queja… eso es porque nunca han escrito ningún párrafo de sus vidas, eso es porque han dejado que él las escriba todas, y luego no aceptan el desenlace final. Si dejas que otro coja el lápiz puede pasar cualquier cosa.

Nadie te escucha sin tener nada que decirte, tan solo esperan a que termines de hablar para cobrarse con creces el tiempo en el que te han prestado atención, pero nadie te escucha gratis. Si alguien te tiende una mano para sacarte de un agujero es tan solo para decirte con ese hecho que están por encima de ti, o para tener una mascota que le deba algo el resto del camino. Hay demasiados sedientos y moribundos al final de los desiertos, hay demasiada gente que lo sabe y se coloca justo a la salida, y te ofrecen agua con barro… entonces, como estás completamente sediento, un espejismo te la hace ver como agua cristalina. Ellos te dan el vaso de agua sucia, y se lo cobran a precio de oro a través de tu sentimiento de culpabilidad durante el resto de tu vida. Dios no inventó nunca la palabra gratis.

Aunque si la cosa se pone fea… siempre se puede coger el primer tren de la mañana” – dijo Coel de espaldas a los ventanales de mi salón con una ciudad a punto de anochecer.

“Hablando de lo humano y lo divino… ¿qué, nos pedimos unas pizzas?” – dije yo.

No solo de filosofía vive el hombre.

Continuará...
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